lunes, 18 de junio de 2012

Hagamos un trato: tú intentas salvarme, yo me dejo.

Dicen que la vida es aquello que te va sucediendo mientras te empeñas en hacer otros planes. Pero no tiene porque ser así, no debe así. Pasarte la vida así implica pasar todo tu tiempo buscando la felicidad, esforzándote tanto que se te pasa de lejos. Te hace olvidar que la felicidad está en las cosas pequeñas. Un niño pequeño con su juguete, la sonrisa de un desconocido, los rayos de sol entrando por tu ventana, el olor a pan recién hecho, despertar al lado de la persona a la que amas. Yo voy a dejar de planear mi futuro: allá donde me lleve la vida, allí seré feliz. No pretendo perder ni un minuto más de mi existencia rayándome, calculando el camino exacto para encontrar la dicha idea de felicidad. Porque la felicidad no la podemos calcular, está demostrado que la vida es peor que la más temible montaña rusa, nunca sabes donde te va a llevar. Jamás sabrás que te regalará cada día, jamás podrás adivinar que regalos y que personas te traerá el destino. Puedes pasar todo tu tiempo planeando una vida perfecta para que luego la vida dé un giro de ciento ochenta grados. O puedes dejar que todo fluya. Prometerte a ti misma que serás feliz allí donde te lleve el destino.